Te mojaste

 

Te mojaste y sólo te vi de lejos. Sí, te mojaste cuando te grité. ¿Cuántas veces te había visto caminar por los pasillos de la Universidad, por los jardines y las escaleras? Muchas. Y me había enamorado de tus ojos –ya sé que la frase es muy trillada pero me gusta decirla. Y tus pasos lentos de un lado a otro, tus ropas siempre resaltando eso que tienes bien y que algún Dios te dio. Vaya, yo sólo deseaba hacerte un favor, tocarte un poquito, no sé. No me conocías, no me mirabas, nada. Y aun así te mojaste cuando, desde el pasillo, te grité una y otra vez. ¿Por qué te grité? Te quería a mi lado, calientita, sin frío, sin temor. Corriste. Y te mojaste. Soy feo y te mojaste cuando te grité. ¿Cuándo dejaré de repetirlo? Bueno, creo que eso sucederá cuando llueva otro día y te dignes a pararte debajo de mi sombrilla para que no te mojes.

Comentarios

Entradas populares