Preguntas de orden calculada
Caminar entre hierbas de marfil negro, como a oscuras por la noche. Porque, decirlo es bueno, también se anda a oscuras de día. Y no entendí, cuando lo dijiste, eso de que “las mujeres aman a los hombres desde que los hombres no son nada para el mundo”, y lo he pensado, todo el día. ¿Quién ha dicho sobre el mundo y los hombres algo altamente filosófico? Sólo el escritor encerrado en sí mismo:
Comprendo que tú, mujer mía de nadie más, que vuelas y naces y te deshaces y cabeceas en mi hombro de sueño y vuelas otra vez y caes de nuevo y caes como agua de fuente y la fuente se rompe y el agua no nace del manantial sino del tubo de agua del drenaje que pasa por debajo de casa y brota.
Todo eso dijiste, tú, mujer de mí.
El mundo ¿Es una bola de nieve que se desmorona cuando choca contra la montaña? ¿Es una naranja comida a gajos, pequeños pedazos de amor? ¿Es una rueda de auto que termina en el basurero? El hombre ¿Es cuerpo? ¿Venas y pasiones? ¿Erecciones y locuras? ¿Miradas pervertidas? ¿Ansias de mujer? ¿Qué es el hombre en sí mismo? ¿Se es hombre desde adentro o a las miradas de los demás?
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