Melissa

En tus ojos, Melissa, encontraron la virtud del alma. No fue Kant o Descartes, ni Sócrates o Platón, fueron mis ojos que buscaban una filosofía y la encontraron en los tuyos. No grité, ni reí, ni lloré, sólo pensé que seríamos, los dos,  grandes pensadores del siglo XXX, cuando el amor, fruto de la nuevas generaciones, haya exterminado el conocimiento y la cordura.

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